| DEMOGRAFÍA DEL ENVEJECIMIENTO | |
Ninguna generación en la historia de la Humanidad había logrado hasta hace cien años que al menos la mitad de sus miembros cumpliera el medio siglo de vida. En el caso español, fue la generalización de la supervivencia (supervivencia a la guerra civil, al hambre, a la falta de cobertura sanitaria) de la década de los 60 la que produjo una "vejez de masas". No debemos perder de vista, sin embargo, que las que envejecen son las personas, no las poblaciones, y que se trata de un proceso biológico que, entre personas sanas, bien alimentadas, a salvo de muertes violentas y de enfermedades graves, se produce igual ahora que hace cien años. La transformación principal se halla en el radical aumento del número de personas que pueden disfrutar de este proceso. "Viejos" ha habido siempre, pero una vejez universal como estadio de la vida por el que pasamos o pasaremos casi todos supone una realidad relativamente reciente.
En la demografía del envejecimiento es necesario conocer los siguientes conceptos:
Envejecimiento de la población: es el aumento de la proporción de personas de edad avanzada sobre el total de esa población.
Este término hace referencia a todas aquellas personas con una edad igual o superior a los 65 años, límite que se utiliza para separar la población activa y la jubilada. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de envejecimiento en España representa el 17% de sus 43 millones de habitantes.
Un indicador que, junto al número de mayores, adquiere especial relevancia es el denominado envejecimiento del envejecimiento. La línea divisoria que separaría a la persona mayor de la persona muy mayor se sitúa por encima de los 80 años.
Los octogenarios han registrado en las últimas décadas un incremento del 1300%, con lo que su número ronda el millón y medio de personas. Este envejecimiento poblacional tiene un reparto territorial desigual en España. El mayor número de personas de edad se localiza en las provincias más pobladas; las provincias de Madrid y Barcelona contabilizan tantos mayores como la suma de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón, Asturias, Cantabria y la Rioja (figura 1). Las personas de edad son ante todo "urbanas", es decir, residen en municipios de más de 10.000 habitantes, más de 4,2 millones de personas mayores de 65 años.
Esperanza de vida: utilizado como sinónimo de expectativa de vida, señala el promedio de años que puede vivir un individuo de una población nacida en la misma fecha, bien desde su nacimiento, bien a partir de una edad determinada. La esperanza de vida al nacer, o vida media, ha crecido de manera significativa durante el siglo XX. De los 33,9 y 35,7 años en 1900 para hombres y mujeres se ha pasado a los 74,4 y 81,5 en 1995. En otras palabras, un niño nacido a finales del siglo XX tenía una expectativa de vida 40 años mayor que si hubiera nacido a principios del mismo siglo. La esperanza de vida al nacer se sitúa en nuestro país en más de 82 años para la mujer y en 75 para los hombres. Conforme avancemos en el siglo XXI, es muy probable que pueda situarse cerca de los 90-100 años.
Estos cambios han repercutido también en la esperanza de vida de las personas que cumplen los 65 años. En los estados miembros de la Unión Europea la expectativa de vida a partir de esa edad oscila entre los 21 años que pueden esperar vivir todavía las mujeres francesas y los 13 que pueden esperar, por término medio, los hombres Irlandeses. En España, la esperanza de vida media a los 65 años es de 16 años para los varones y de casi 20 para las mujeres (figura 2).
Esperanza de vida libre de incapacidad: es la expectativa de vida activa o esperanza de vida en salud y con ella se marca el promedio de años que una persona puede vivir libre de incapacidad a partir de una edad establecida. Este indicador es sin duda uno de los más relevantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) utiliza este elemento estadístico para medir el nivel de éxito de su objetivo de "Salud para todos". La utilización de este sistema de medición no deja muy bien parada a España. Así, si bien España es uno de los estados con una mayor esperanza de vida a nivel mundial, sólo superado por Japón, cuando se trata de esperanza de vida en salud, la situación empeora y ofrece perspectivas menos halagüeñas que las de algunos de nuestros vecinos europeos, como Francia o Suecia (figura 3). En nuestro país, según los últimos datos disponibles, las mujeres pueden esperar vivir algo menos de 76 años antes de caer en una situación de discapacidad, mala salud, y reducción de la calidad de vida, y los hombres no alcanzan una expectativa libre de incapacidad superior a los 70 años.
Es necesario y urgente modificar estas cifras. De hecho, se pueden cambiar, aunque todo depende de la persona que envejece.
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