Alimentación
Bricolaje Economía doméstica Educación Medio Ambiente Motor N.Tecnologías Salud Seguridad alimen. Solidaridad Viajes  Vivienda 
CONSUMER EROSKI
BOLETINES Recibir | Cambiar
BUSCADOR
   
Cómo atender mejor a nuestros mayores Guía Práctica
PROBLEMAS ÉTICOS
Introducción
El tema de la discriminación
El consentimiento informado
Negligencias, abusos y malos tratos
Situaciones al final de la vida
Aspectos éticos y legales en relación con el final de la vida.
Situaciones al final de la vida
SITUACIONES AL FINAL DE LA VIDA


Cuando una enfermedad es incurable solo queda aliviar el sufrimiento, lo cual no es poco y con frecuencia no se le concede la importancia debida. Es habitual agotar todas las posibilidades de curación en los más jóvenes. Pero en los mayores no se suele ser tan exigente. Por ello, lo primero que se debe garantizar es estar bien seguros de que la enfermedad no se puede curar, o no se debe intentar su curación por circunstancias lógicas (edad muy avanzada, otras enfermedades graves de base, etc.).

En teoría se considera que una enfermedad se encuentra en fase terminal, cuando el tiempo estimado que queda de vida es menor de seis meses. No obstante en el momento actual más que pensar en cuando llega la muerte para encasillarle a la persona mayor como terminal o no, lo más importante es continuar con la cobertura de necesidades habituales tal y como se están describiendo a lo largo de la obra.

El final de la vida debe de ser la continuidad de la vida. Por ello sus cuidados, su atención debe de ser la continuidad de los cuidados y de la atención que venían recibiendo, centrándose en el alivio del dolor y en el confort de su último tramo de vida. La labor de la familia es fundamental, ya que en estas situaciones, la familia también debe de aceptar este planteamiento de final de vida, de cercanía de la muerte y de aliviar todo aquello que le cause incomodidad.

Las principales causas de enfermedad terminal son aquellas que en un momento de su evolución es previsible que se produzca la muerte en poco tiempo. Son las siguientes:

Las personas mayores no suelen tener miedo a la muerte, su biografía, sus creencias y sus experiencias le apoyan. Si tienen miedo al proceso, al dolor, al abandono, al sufrimiento
-El cáncer: Aunque como se expuso anteriormente más de la mitad se curan, su alta frecuencia en las personas mayores hace que sea el prototipo de situación de enfermo terminal.

-La demencia: en las fases muy avanzadas de las mismas, cuando el paciente se encuentra totalmente encamado sin capacidad de poder emitir sonidos, y tiene graves problemas de deglución con desnutrición, úlceras por presión y frecuentes infecciones urinarias o respiratorias.

-Enfermedades neurológicas: Todas las enfermedades que produzcan situaciones semejantes a las descritas en el punto anterior de la demencia. La más habitual es el ictus grave o de repetición. La enfermedad de Parkinson es relativamente frecuente sobre todo en sus estadios más avanzados semejantes al estadio severo de la demencia.

-Enfermedades de cualquier órgano en situación muy avanzada: Situaciones con insuficiencias cardiacas, pulmonares, hepáticas o renales, muy avanzadas, donde la única solución sería a veces el trasplante (en edades más jóvenes), y que causan importantes síntomas y angustia.

El afrontamiento de la muerte. Necesidades.

La muerte es un hecho natural y universal, que afecta a todos los seres vivos, a pesar de lo cual es habitualmente ignorada y, por supuesto, no deseada. A veces la muerte ocurre de manera repentina, pero en las enfermedades que llevan a situación de terminalidad, la muerte no aparece de forma inesperada, es posible "verla venir" casi con fecha fija. Algunos aspectos que hay que destacar en estas circunstancias son:

Información: El afectado tiene derecho a saber la verdad. Pero también a no saberla. Es injusto ocultarle información si la demanda, pero puede ser muy cruel dársela si no la pide.

Se acepta en general, como lo más conveniente, facilitar al paciente "toda la información que él desea saber". Con frecuencia conocer la verdad, ayuda al tratamiento y el enfermo comprende mejor los síntomas y la evolución.

Apoyo psicológico y familiar para cubrir todas las necesidades. Las necesidades de una persona terminal son principalmente:

Necesidades espirituales: La falta de finalidad para vivir produce desesperanza y depresión. El enfermo mantiene la esperanza cuando tiene una meta. Frecuentemente es de ayuda procurar encontrarle unas pocas metas realizables, que pueden cambiar conforme la muerte se acerca. Una manera de ayudarle es interesarse por su vida pasada, por los eventos más importantes y recalcar todo lo bueno que ha hecho o los intentos que ha realizado para conseguirlos. Algunos personas mayores derivarán de sus creencias religiosas la fuerza necesaria para seguir gracias a su fe en que existe un mundo espiritual más allá del físico. El apoyo religioso puede ser importante para el creyente por lo que las preguntas sobre el tema espiritual deben hacerse delicadamente y con respeto. El deber de la familia y de los profesionales es facilitarle, si lo desea, la participación en las actividades religiosas y darle la necesaria intimidad y el acceso a los consejeros espirituales.

Necesidad de despedirse: El anciano terminal suele desear despedirse, poder dar las últimas instrucciones y hacer la paz con aquellas que tuvo diferencias. Esto requiere su tiempo y no debe retrasarse demasiado porque hacia el final el anciano puede estar muy débil, haberse deteriorado mentalmente o estar muy sedado. Las personas encuentran más difícil despedirse de aquellos con los que tuvieron una relación conflictiva. Estos problemas deben de ser confrontados entre la familia y el anciano y se ayudará para que tengan una comunicación más abierta.

Necesidades del paciente inconsciente: Cuando el paciente pierde la conciencia, si el nivel es ligero, parece continuar siendo consciente al sonido y al tacto, y a otros sentidos en menor grado, siendo posible que perciba a veces la presencia de otra gente. En las etapas finales puede haber cosas importantes que la familia necesite decir al paciente, debemos asegurarles privacidad porque aunque no pueda responder verbalmente, es posible que aún escuche. Hay ocasiones en que el enfermo desea abstenerse de toda comunicación, puede ser una forma de evitar el dolor de la partida y prepararse para la muerte. Entonces, aunque esté consciente, mantiene sus ojos cerrados casi todo el tiempo y rehúsa comer o beber. Este un tiempo pacífico y la transición a la inconsciencia es a menudo imperceptible. Se le debe manejar como si se tratase de un paciente consciente (explicarle las cosas...)

Necesidades de la familia: La familia tiene derecho a ser informada puntualmente de la evolución de la enfermedad, sobre cómo se manejan los síntomas molestos y la forma como será la etapa final. Muchas familias atraviesan las mismas etapas de adaptación a la enfermedad y muerte que los enfermos y requieren una especial comprensión si se han detenido en alguna de ellas. Es necesario que la familia tenga fuerzas para vencer la conspiración de silencio (no decirle al paciente su enfermedad), y que se involucre en el cuidado del enfermo. Será la última vez o el último periodo de la vida en el que va a cuidar de él. La conspiración de silencio no tendría que tener razón de ser. Todas las personas mayores tienen derecho a conocer su enfermedad así como su diagnóstico, pronóstico. Es un derecho recogido en la ley de sanidad y en la ley de autonomía del paciente. Como se ha expuesto anteriormente lo ideal es darle la información, o el grado de información que la persona desee, ni más ni menos. Y la familia, no debe de tener miedo al respecto. El conocer la verdad, hace tener confianza en las personas de su entorno, y el que las cosas se pongan encima de la mesa y se pueda hablar sin miedo a la muerte, dejando sobre la mesa todos las cosas pendientes. Es necesario tener en cuenta que tras la muerte ya no se va a volver a tener oportunidad de poder reconciliarte. Todo aquello que se quede en el tintero, va a producir daños en la vida presente de la persona que no ha logrado de hablar sinceramente con el moribundo.

Lugar del tratamiento: Debería depender de dos factores, lo cual con frecuencia no sucede:

Necesidades del paciente: algunos pueden estar bien asistidos en su casa, pero otros necesitan cuidados técnicos o humanos que sólo un hospital u otra institución les puede proporcionar.

Deseo del paciente: también algunos desean permanecer hasta el final en su domicilio. Pero otros quieren ser asistidos por profesionales y expertos en esos momentos tan difíciles. No parece exagerado conceder "el último deseo" a quien así lo demanda.


Negligencias, abusos y malos tratos
Pág. 5 de 6
Aspectos éticos y legales en relación con el final de la vida.


Boletines  Suscríbete gratuitamente a nuestro boletín
Ir a la portada de la Guía Práctica     Ver las portadas de...  

Por qué se envejece
 
Comprender la dependencia. Señales de alarma
Personas mayores dependientes
El cuidador
Las principales enfermadades incapacitantes
  GUÍAS PRÁCTICAS
 
Ver todo sobre:
Salud
Fundación EROSKI Accede a nuestra versión accesible y RSS  ¿Quieres saber quiénes somos? | Mapa web | Escríbenos
En CONSUMER EROSKI nos tomamos muy en serio la privacidad de tus datos, aviso legal. ©FUNDACIÓN EROSKI