| NEGLIGENCIAS, ABUSOS Y MALOS TRATOS |  |
Son conceptos que no siempre son fáciles de separar, que se carac-terizan por producir daño en muy variadas formas en la persona mayor, tanto por acción como por omisión, y con mayor o menor grado de intencionalidad. La negligencia suele referirse más a los llamados cuidados formales (hospitalarios, residenciales, o por cualquier profesional independiente del lugar). En todos los casos los resultados son perjudiciales para el que lo padece.
Es difícil conocer con exactitud su frecuencia. La cifra que se baraja en España es de alrededor de un 5-6%, de las cuales en muy pocos casos los denuncian, y es la propia familia quien más a menudo los ocasiona.
Es frecuente que exista más de una forma de malos tratos en una misma persona. Los malos tratos que más habitualmente se observan son físicos, sexuales, psicológicos o emocionales, explotación económica, por abandono.
Las situaciones de riesgo son siempre situaciones en las cuales la persona mayor está más desprotegida y es más vulnerable. Las principales situaciones de riesgo debidas a la propia persona que las padece son: demencias u otros problemas mentales, dependencia física grave, padecer incontinencia urinaria y/o fecal, pobreza y aislamiento social. Las principales situaciones de riesgo dependientes del cuidador o responsable, son: sobrecarga en los cuidados, edad avanzada y/o incapacidad del cuidador, parentesco lejano de los que proporcionan los cuidados, alcoholismo o consumo de otras drogas, antecedentes de conductas violentas.
Cuando ocurran algunas de las situaciones de riesgo mencionadas, y se pueda apreciar alguno de los hechos que a continuación se describen, habrá que pensar siempre en la posibilidad de abusos. Son los siguientes: signos de desnutrición y deshidratación, quemaduras, heridas y contusiones, fracturas y caídas, signos claros de falta de limpieza e higiene, incumplimiento de los tratamientos medicamentosos o dietéticos prescritos, retrasar excesivamente la atención sanitaria, resistencia por parte del cuidador a recibir ciertos tipos de asistencia, especialmente las visitas domiciliarias, marcas de ataduras o sujeciones, miedo, pánico o insomnio, tristeza, depresión y deseo o intento de suicidio.
Es muy difícil confirmar que se hayan producido malos tratos. Por ello debe ser prudente en su consideración. Ante una situación de malos tratos las actuaciones posibles son las siguientes:
- Hablarlo en primer lugar con la propia persona mayor, para conocer su opinión al respecto y hasta dónde quiere que se le ayude.
- Intentar una conciliación por ambas partes.
- Ofrecer los recursos necesarios para poder cubrir todas las necesidades de la persona mayor dependiente y evitar la sobrecarga del cuidador principal (residencia definitiva o temporal, telealarma, ayuda a domicilio, centros de día)
- Comunicar el hecho a las autoridades competentes para que tomen las medidas oportunas.
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