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Cómo atender mejor a nuestros mayores Guía Práctica
COMPRENDER LA DEPENDENCIA. SEÑALES DE ALARMA
Introducción
¿Qué es la dependencia?
¿Cuándo es dependiente una persona mayor?
Efectos y tipo de dependencia
Señales de alarma ante la dependencia
Señales de alarma ante la dependencia
SEÑALES DE ALARMA ANTE LA DEPENDENCIA


Frente a una situación de dependencia, se recomienda, ante todo, analizar con la mayor celeridad el estado de la persona. ¿La limitación física es definitiva o temporal?, ¿existe posibilidad de que mejore?, ¿hay riesgo de que se agrave? No está de más recordar que cuanto antes se detecta la dependencia, antes se puede revertir y que cuanto más tiempo pasa, menos posibilidades existen de recuperación. Así, ante caídas de repetición y el miedo para andar que producen, si no se rehabilita a la persona mayor de forma precoz y se elimina el temor a la caída y la falta de seguridad, quedará postrada en una silla y su paso será cada vez más difícil e inestable. Por tanto, dejará de andar y se contentará con una vida de cama-sillón.

La primera persona a la que se debe acudir es al médico de atención primaria quien, sin duda, remitirá al paciente al especialista en Geriatría. Éste, tras haber evaluado el grado de dependencia, podrá guiar al enfermo y a su familia en la búsqueda de la mejor solución, tanto si el problema es reversible como irreversible.

No obstante, es necesario que el familiar conozca las señales que alertan de este proceso. La principal medición consiste en comparar cómo era la persona mayor antes y cómo se encuentra ahora. Un listado útil para detectar los cambios y poder prevenir la dependencia sería el siguiente:

Reconocimiento: ¿la persona llega a confundir, por ejemplo, a su hija con su madre?, ¿reconoce a los familiares con normalidad?

Orientación en tiempo y espacio: ¿sabe cuáles son las estaciones del año y en cuál de ellas se encuentra?, ¿y con los distintos momentos del día?, ¿y con sus lugares habituales?

Aseo: ¿hay que recordarle que tiene que asearse para que lo haga?, ¿puede lavarse las partes de su cuerpo con la misma soltura que se lavaba previamente?, ¿se asea correctamente?

Vestido: ¿hay que prepararle la ropa para que se vista de forma adecuada?, ¿puede abotonarse, ponerse los zapatos, las medias, los calcetines?

Alimentación: ¿se sirve y come solo?, ¿puede cortar la carne, abrir un yogurt, pelar la fruta, llenarse el vaso de agua?

Control de esfínteres: ¿es preciso obligarle a que vaya al retrete?, ¿tiene pérdidas de orina o de heces?, ¿estas pérdidas son involuntarias o por problemas de movilidad?

Movilidad: ¿puede levantarse, sentarse, acostarse solo?, ¿puede desplazarse por la casa solo?, ¿necesita asirse a algún objeto para moverse?, ¿sube y baja escaleras?, ¿sale por propia iniciativa fuera de casa?, ¿no quiere salir a la calle?

Lenguaje: ¿utiliza el teléfono, la telealarma u otros medios de comunicación?, ¿pronuncia y construye las frases bien?, ¿cita a las cosas por su nombre?.

Si aparece alguna de estas señales de alarma, acuda a su médico de atención primaria o su médico especialista en geriatría, ya que están mostrando alteraciones que pueden ser corregibles antes de que aparezca la dependencia o bien esta vaya a más.


Efectos y tipo de dependencia
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